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05 de julio | 2022
La incorporación al mundo del trabajo puede ser difícil e incluso traumática. Seguro que muchos sabéis de lo que estoy hablando. Llega el momento de poner en práctica los conocimientos adquiridos y adquirir esa experiencia que muchas empresas exigen como algo imprescindible para ser contratado.
Es aquí donde entra la clásica figura del becario, la persona que realiza prácticas en una empresa, que puede hacerlo en forma de prácticas no laborales o bien adquirir tal experiencia con un contrato de prácticas remuneradas. Las prácticas profesionales no laborales pueden solicitarse tras inscripción en el SEPE y el alta en su base de datos de prácticas.
En el siguiente artículo te explicamos no sólo las diferencias entre contrato de trabajo en prácticas y prácticas no laborales sino también quién puede beneficiarse y cuáles son las ventajas de estos tipos de colaboración a la hora de incorporarte al mercado de empleo.
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Las prácticas no laborales son una forma de apoyo a la población joven para dar sus primeros pasos en el mercado laboral, pues aunque tienen formación académica, requieren de experiencia para la aplicación de sus capacidades y habilidades.
Debido a que son el primer contacto con el mundo laboral, las prácticas se posicionan como una oportunidad para cultivar una red de contactos, dar a conocer tu desempeño y hasta conseguir el primer contrato de trabajo.
La estructura y características de las prácticas profesionales no laborales se encuentran contempladas en el Real Decreto 1543/2011 y en el Real Decreto 694/2017, que regula el Sistema de Formación Profesional para el Empleo.
Se llevarán a cabo en las instalaciones de la compañía, con el respaldo de un tutor académico por parte del centro donde estudias y un tutor empresarial. El tiempo de duración es de 3 a 9 meses.
Debes tener claro que las prácticas no significan un modelo de contratación. Sin embargo, podrían ser la plataforma para impulsar tus conocimientos teóricos y prácticos hacia un puesto de trabajo formal.
Si estás inscrito en el Fichero Nacional del Sistema de Garantía Juvenil, también las podrás realizar ya que se mantienen convenios de prácticas con diversas entidades, que ofertan Planes de Empleo Juvenil.
De hecho, si formas parte de su base de datos recibirás sus convocatorias de prácticas, empleo, autoempleo, educación y formación, enfocadas en sectores de mayor demanda laboral que favorezcan la incursión del joven.
Durante el proceso o una vez finalizado, la empresa podrá contratarte si así lo considera; pues algunas suscriben un compromiso de contratación con los Servicios Públicos de Empleo (SEPE).
El contrato en prácticas resulta de los convenios de colaboración que establecen las compañías con el SEPE pero siempre va a depender de tu desempeño y la necesidad que tengan de personal.
En las prácticas no laborales lo que se busca es ganar experiencia pero cuando hay un contrato de prácticas sí existe un documento laboral de por medio, donde se estipulan deberes, derechos y servicio a prestar.
¿Se pagan las prácticas no laborales?
De acuerdo a la ley, la empresa deberá remunerar la práctica en forma de beca. Se trata de un monto igual o superior al 80% del Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM) vigente.
También deberá incluirte en el Régimen General de la Seguridad Social, aportando los mismos beneficios que para el resto de trabajadores en los programas de formación. Esto se encuentra establecido en el Real Decreto 1493/2011.
Los jóvenes entre 18 y 25 años, que se encuentren desempleados y posean una titulación oficial, ya sea universitaria, de formación profesional o certificado de profesionalidad, pueden realizar las prácticas no laborales.
También aquellos que tengan 30 años, con titulación y que presenten algún tipo de discapacidad.
Se exige no tener experiencia profesional superior a tres meses en la misma actividad así como estar inscrito en el servicio de empleo de tu localidad.
Para los que están inscritos en la Garantía Juvenil, la edad admitida es de 16 y menos de 30 años; deben tener nacionalidad española, ser ciudadanos de la Unión Europea o extranjero con autorización de residencia y trabajo.
Las prácticas remuneradas son aquellas en las que la persona recibe una pequeña retribución por sus labores. Aquí se puede establecer un contrato de prácticas remuneradas.
Por su parte, las prácticas no remuneradas son la forma habitual usada por empresas, basadas en convenios. No generan retribución por las tareas desarrolladas ya que no existe un contrato de trabajo en prácticas. El beneficio es la experiencia adquirida y los contactos logrados.
Puedes solicitar tus prácticas profesionales no laborales en el servicio de empleo que te corresponda, dependiendo de donde vivas; pues manejan los convenios, ofertas y planes de trabajo juvenil que hay en el mercado.
Para ello tendrás que inscribirte como demandante de empleo en el SEPE o, en su defecto, en el Fichero Nacional del Sistema de Garantía Juvenil.
En este último los inscritos pasan a formar parte de una lista de demanda que manejan las compañías interesadas en agregar practicantes a su estructura.
Antes de asignar definitivamente a cualquier joven se ejecuta una preselección de candidatos, siendo la empresa la que tiene la potestad de escoger quién ingresará.
Al incursionar en las prácticas del mundo laboral obtendrás una visión nueva del mercado, lo que va mucho más allá de tus conocimientos teóricos. Nuestra recomendación es que aproveches las oportunidades que se te presenten y ejecutes las tareas de la manera más eficiente posible.
Las principales ventajas son:
• Adquieres experiencial laboral en el campo para el cual fuiste formado, lo que se traduce en currículo.
• Inicias el camino para transformarte en una persona cualificada y profesional.
• Desarrollas y pones en práctica tus conocimientos.
• Tienes abierta la posibilidad de formar parte de la plantilla empresarial.
• Puedes descubrir otras habilidades e incluso decidir formarte en nuevas áreas que te llamen la atención.
• Estableces contactos con profesionales del sector, quienes pudieran convertirse en potenciales cartas de recomendación.
• Adquieres nuevas competencias gracias a la dinámica del trabajo.
• Te entrenas para buscar empleo, redactar el currículo y responder a las entrevistas de trabajo.
Así como los estudiantes tienen sus deberes y períodos para ejecutarlos, la empresa también debe cumplir ciertas obligaciones mientras se desarrolle la práctica:
• Respaldar al estudiante con un tutor empresarial, que le guiará y explicará la dinámica diaria.
• Presentar al estudiante el plan de trabajo que deberá cumplir, en sintonía con su área formativa y el período de las prácticas.
• Supervisar las actividades que realice el joven, aclarar dudas y orientarlo.
• Formarlo en las normativas que rigen el lugar, los riesgos laborales y mecanismos de protección.
• Mantener la coordinación con el tutor académico, para desarrollar las actividades establecidas en el convenio de cooperación educativa.
• Redactar informes mientras se realizan las prácticas y al final, donde se explique el desempeño, fortalezas y debilidades del estudiante.
• El tutor de la compañía debe ser un formador complementario, pues las prácticas son procesos de enseñanza / aprendizaje.
• Al finalizar el proceso se debe elaborar un certificado en conjunto con el SEPE, donde se constate el tipo de práctica, los contenidos formativos y duración.