Todo lo que necesitas saber sobre el apego y sus tipos

17 de marzo | 2025

Introducción

El apego es el vínculo emocional que establecemos con las personas que nos rodean, especialmente en las primeras etapas de nuestras vidas. Es un concepto fundamental en la psicología ya que, si comprendemos sus diferentes tipos, podemos identificar los patrones que regulan nuestras emociones y comportamientos tanto en las relaciones personales como en las familiares o de pareja.

Aprende en este post qué es el apego, los distintos estilos que existen y cómo afectan nuestras relaciones a lo largo de la vida. Podrás así trabajar en tu desarrollo personal a la vez que mejoras la forma en que conectas con los demás. Así, identificar tu tipo de vínculo te ayudará a evitar patrones dañinos en tu comportamiento aumentando tu bienestar emocional y ayudándote a desarrollar vínculos más sanos y satisfactorios con los demás.

Descubre aquí cómo tu estilo de apego impacta en tu vida adulta y qué puedes hacer para transformarlo.

Índice de contenidos:

  1. ¿Qué es el apego?
  2. Los fundamentos de la teoría del apego
  3. 4 tipos de apego
  4. Impacto del apego en la vida adulta
  5. ¿Se puede cambiar el estilo de apego?
 

¿Qué es el apego?

El apego es el profundo vínculo emocional que se establece entre un individuo y sus figuras de referencia, generalmente los cuidadores primarios en la infancia. Este lazo tiene un propósito evolutivo: garantizar la supervivencia del ser humano al promover la cercanía y la protección. El pisicólogo británico John Bowlby lo define como una necesidad biológica para buscar seguridad en momentos de estrés o incertidumbre.

El apego no se limita a la infancia. Aunque sus bases se establecen en los primeros años de vida, continúa influyendo en nuestras relaciones a lo largo de toda la vida, desde la amistad hasta las relaciones de pareja. La forma en que nos cuidaron en la infancia puede definir cómo gestionamos nuestras emociones y cómo establecemos vínculos afectivos en nuestra edad adulta.

 

Los fundamentos de la teoría del apego

La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, fue posteriormente ampliada por Mary Ainsworth, quien realizó estudios empíricos que confirmaron muchas de sus hipótesis. De acuerdo a esta teoría, es un vínculo que se forma a partir de las interacciones repetidas entre el niño y su cuidador principal, especialmente en situaciones de estrés.

Mary Ainsworth diseñó el experimento conocido como 'La situación extraña' que observaba la reacción de los niños pequeños ante la separación y el reencuentro con su figura de apego. A partir de estas observaciones, identificó diferentes patrones de apego, sentando las bases para clasificar los estilos de apego que conocemos hoy.

Un aspecto crucial de esta teoría es la 'base segura'. Los niños que desarrollan un apego seguro tienen confianza para explorar el mundo, sabiendo que pueden regresar a su figura de apego para obtener consuelo. La capacidad de confiar y explorar se traslada a la vida adulta en la forma de relaciones saludables y seguras.

 

4 tipos de apego

Hay 4 estilos de apego principales que se desarrollan en la infancia y pueden mantenerse en la vida adulta:

1) Apego seguro: las personas con este estilo de apego suelen sentirse cómodas tanto con la cercanía emocional como con la independencia. Han crecido con cuidadores que respondieron de manera sensible y consistente a sus necesidades. En la edad adulta, suelen tener relaciones estables, se comunican de forma efectiva y confian en los demás sin miedo excesivo al abandono.

2) Apego ansioso-ambivalente: este tipo se desarrolla en niños cuyos cuidadores han sido inconsistentes en su atención, a veces atentos, y otras veces indiferentes o ausentes. Como resultado, los individuos con este apego buscan aprobación constante y pueden tener miedo al rechazo. En sus relaciones adultas, tienden a ser dependientes, sentirse inseguros y mostrar ansiedad por la posible pérdida de la pareja.

3) Apego evitativo: los niños con cuidadores fríos o emocionalmente distantes pueden desarrollar un apego evitativo. Aprenden a suprimir sus necesidades emocionales porque han experimentado que no serán satisfechas. En su madurez, pueden mostrarse distantes, tener dificultades para expresar sus emociones y evitar la intimidad emocional en sus relaciones.

4) Apego desorganizado: es el estilo más complejo, ya que combina características del apego ansioso y del evitativo. Suele originarse en entornos donde los cuidadores son una fuente de miedo o confusión, a veces protectores y otras veces dañinos. Las personas con este apego pueden experimentar relaciones caóticas, con patrones de acercamiento y alejamiento constantes, debido a la ambivalencia entre el deseo de conexión y el miedo al rechazo.

 

Impacto del apego en la vida adulta

El estilo de apego que desarrollamos en la infancia influye significativamente en nuestras relaciones adultas. Por ejemplo, las personas con apego seguro suelen tener relaciones amorosas saludables, donde la confianza y la comunicación son pilares fundamentales. Se sienten cómodas con la cercanía y la independencia, lo que les permite construir vínculos equilibradosPor otro lado, quienes tienen un apego ansioso pueden experimentar celos, necesidad de constante validación y miedo al abandono, lo que puede generar conflictos en sus relaciones.

Las personas con apego evitativo tienden a mantener una distancia emocional, lo que puede dificultar la creación de vínculos profundos. Aquellos con apego desorganizado, por su parte, pueden tener relaciones inestables, caracterizadas por ciclos de dependencia emocional y rechazo. Entender nuestro estilo de apego nos permite identificar patrones de comportamiento y trabajar en ellos para mejorar nuestra vida emocional y social.

 

¿Se puede cambiar el estilo de apego?

Aunque el estilo de apego se forma en la infancia, no está escrito en piedra. La buena noticia es que, gracias a la neuroplasticidad del cerebro, es posible modificar estos patrones a lo largo de la vida. El autoconocimiento, la reflexión sobre nuestras experiencias pasadas y el trabajo emocional consciente son esenciales en este proceso. Las relaciones sanas pueden actuar como 'experiencias correctivas', ayudándonos a desarrollar un apego más seguro.

Las terapias psicológicas, especialmente la terapia cognitivo-conductual y la terapia basada en la teoría del apego, son muy efectivas a la hora de cambiar patrones poco saludables. Además, la práctica de la autorregulación emocional, la comunicación asertiva y el desarrollo de la empatía contribuyen a establecer relaciones más satisfactorias. Un estilo de apego no es una sentencia sino una oportunidad para construir relaciones más seguras.

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