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14 de noviembre | 2022
Cualquiera que haya observado el comportamiento de los niños habrá podido percibir cómo reaccionan ante las cosas que les sorprenden. Y claro, observarás que son precisamente las cosas que no entienden las que más despiertan su curiosidad. Es el asombro ante aquello que les resulta inexplicable, o diferente. Justo de ahí surge nace la necesidad de conocer nuevas cosas.
Un infante que se asombra ante el mundo es, desde ese momento, un niño o niña deseosa de aprender. De encontrar respuestas. Esta forma de instigar curiosidad en los niños es lo que algunos autores han llamado 'educar en el asombro'. En este post te explicamos por qué resulta importante estimular esa curiosidad durante la infancia.
Encuentra aquí, además, unas cuantas ideas para trabajar el asombro en tus hijos y fomentar su curiosidad. Sin ese combustible, difícilmente se plantearán mayores retos educativos.
Hay muchas definiciones sobre lo que es el asombro para niños, básicamente porque desde sus primeros meses de vida todo lo que encuentran les sorprende. De una forma objetiva se puede decir que es la sensación que percibes cuando estás ante algo nuevo o inesperado. Educar, y no inculcar, mediante la curiosidad y el asombro ayuda a estimular el aprendizaje en la infancia.
No obstante, es necesario estar informados sobre cómo trabajar el asombro con niños, ya que hay que evitar en lo posible las sorpresas negativas. La característica innata del asombro depende de las acciones con las que se vaya reprogramando su cerebro. Hay que tener claro que hay niños que pueden reaccionar más que otros, eso es algo natural. Sin embargo, no hay que ofrecerles todo de un bocado.
Hay que darles el tiempo que ellos consideren, sin dejar de incentivarlos; así como crearles el entorno adecuado para que sus descubrimientos se hagan realidad. Tómalo como una reacción en cadena, del asombro se desencadena la curiosidad, y de acuerdo a lo que logren observar y analizar, resultará el aprendizaje. Eso sí, muchas veces sus conclusiones no son las correctas y por eso los padres deben estar siempre alertas.
Un excelente Ebook está disponible en Internet, titulado Educar en el asombro. En este se explica a los padres, de una manera muy explícita, cada uno de los aspectos que engloba esta forma de educar a tus hijos. Los temas incluyen: el respeto a los ritmos de cada niño y las consecuencias de la sobreestimulación; así como el establecimiento de los límites y el papel de la cultura en el sentido del misterio.
Todos nacemos con la necesidad de saber, conocer e interactuar. Esa es la razón por la que se debe estimular la curiosidad en los niños. A partir de los dos años de edad, es cuando los bebés comienzan a tener contacto “solos” con su alrededor. De este modo, se origina su deseo de explorar y descubrir por sí mismos qué es cada cosa y para qué pueden servir. Para ese momento, el rol de los padres debe ser de mediador entre sus hijos y el mundo.
Cuando cumplen los tres años, y en adelante, aparecen las mundialmente conocidas interrogantes ¿Qué es? y ¿Por qué? Y así sucesivamente, cada etapa de la niñez presenta mayores grados de curiosidad que motivan a la investigación de su entorno. Los adultos deben manejar cada una de estas fases con inteligencia para no caer en el fatal error de coartar su desarrollo
Para estudiar la relación de la curiosidad y el asombro en la construcción del entendimiento en la infancia, puedes consultar un trabajo especial de grado publicado por la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Jaderiana. Este proyecto de investigación demuestra la eficacia del uso de estrategias pedagógicas basadas en estas emociones para lograr experiencias educativas efectivas en tus hijos.
Hay muchas actividades de asombro para niños, por eso aquí te dejamos algunas opciones de cómo sorprender a los niños para promover el aprendizaje permanente en ellos:
1. Hazle un regalo: Sí, pero no cualquier obsequio. Se trata de que escojas un objeto cotidiano y se lo conviertas en otra cosa. Por ejemplo, toma un calcetín mételo en tu mano y transfórmalo en una marioneta.
2. Magia: A los niños les encanta ver cómo aparecen y desaparecen las cosas. Toma su juguete favorito y haz un truco con él. También pueden jugar a esconderlo en algún lugar y juntos buscarlo.
3. Juegos al aire libre: Más allá del picnic o lanzar pelotas, pueden jugar al escondite, lanzar piedras al agua, hacer castillos de arena, etc. A los más grandes se les puede estimular la imaginación, con mímicas, adivinanzas, entre otros.
Otros ejemplos más simples de cómo trabajar el asombro con niños, que además pueden ser ejercicios diarios hasta convertirse en rutina, son los siguientes:
1. Respóndele siempre sus preguntas: A veces son muchas, pero igual hay que darles una respuesta. Si no la conoces, pueden investigarla y así tendrán tiempo de calidad, juntos. Hay padres que cometen la equivocación de explicar mucho y ellos solo quieren algo puntual. Es decir, si te pregunta porque las plantas son verdes, no les hables de la fotosíntesis.
2. Siempre explícales lo que los rodea: ¿Dónde están? ¿qué es lo que observan a su alrededor? Enséñales todo, si hay árboles, qué animales hay, por qué están allí. Eso sí, de manera simple y en palabras que sean fáciles de entender para ellos.
3. Comidas y acciones sorpresas: Un desayuno o cena con lo que más les guste, o incluso un postre a media tarde, puede sorprenderlos y hacerlos muy felices. Al igual que ver una película un viernes, antes de dormir o quizás leer un cuento. Rompe la rutina de vez en cuando.
El Instituto Europeo de Educación hace referencia a cinco tipos de curiosidad en los niños que van apareciendo a medida que ellos crecen. Para conocer a detalle cuáles son, visita este enlace. No obstante, los consejos para fomentar la curiosidad en tus hijos, sea cual sea su edad, implica que sean ellos los que tengan la iniciativa de aprender. Una vez que se generen las ganas de saber más sobre algo, el proceso no puede ser interrumpido.
El acompañamiento de los padres es trascendental, es por ello que deben estar junto a ellos para que descubran el mundo por ellos mismos. La curiosidad en tus hijos siempre va a existir, es tu responsabilidad canalizarla de una manera sana. Recuerda, favorecer este impulso es la clave para su aprendizaje. Pon en práctica las ideas para trabajar el asombro, cuidando no sobrecargarlos de estímulos.
Siempre que puedas pregúntale sobre su percepción. Mejor dicho, no le hagas preguntas cerradas; cuyas respuestas sean Sí, No, o una palabra específica. Intenta que desarrolle sus pensamientos e intente explicarte o describir sensaciones. Las más sencillas: ¿Cómo te fue hoy? ¿Qué hiciste en la escuela? También puedes cuestionarle sobre personas o lugares.