Índice de contenidos:
21 de mayo | 2024
La musicoterapia es una disciplina terapéutica que utiliza la música como herramienta para abordar necesidades emocionales, cognitivas o físicas de las personas. En el ámbito educativo, está demostrado que mejora el aprendizaje en clase y promueve la expresión creativa de los alumnos fomentando su desarrollo social o emocional. Además, es una forma magnífica de reducir el estrés y la ansiedad entre los estudiantes.
Encuentra en este post los 7 principales beneficios del uso de la musicoterapia en el aula. Te proponemos, además, 4 actividades musicales que puedes aplicar fácilmente en tus clases. Adáptalas a las necesidades específicas de tu entorno escolar para crear un ambiente acogedor y estimulante que facilite el crecimiento integral de alumnos de cualquier edad o condición.
Integra así la musicoterapia en tu aula y brinda a tus estudiantes la oportunidad de alcanzar su máximo potencial académico y emocional.
La musicoterapia incorpora una variedad de actividades musicales (composición, improvisación, escucha activa o utilización de instrumentos musicales) para abordar necesidades cognitivas o emocionales de personas de toda edad y condición. Los musicoterapeutas combinan conocimientos de psicología, música y terapia para trabajar en diferentes entornos: centros de rehabilitación, hospitales o escuelas.
Los musicoterapeutas actúan en función de las necesidades de cada persona o grupo. Utilizan la música, con la intención de lograr los objetivos planteados, entre ellos disminuir el estrés, optimizar la comunicación o mejorar la autoestima y el bienestar emocional. También ayudará a incentivar el desarrollo físico y cognitivo y a facilitar la expresión emocional.
Estos son, entre otros, 7 claros beneficios de aplicar la musicoterapia en clase:
1. Mejora del aprendizaje y la retención de información
La música capta la atención de los alumnos, facilitando un aprendizaje más efectivo, memorable y atractivo. Las melodías pegajosas ayudan a comprender y recordar conceptos difíciles además de fomentar asociaciones mentales que fortalecen el proceso de aprendizaje.
2. Estímulo de la expresión creativa
La música permite a los estudiantes expresar experiencias, sentimientos y pensamientos de forma no verbal pero igual de efectiva. La improvisación musical promueve la autoexpresión y la creatividad, especialmente para aquellos con dificultades para comunicarse verbalmente.
3. Desarrollo de habilidades sociales
Cantar en coro o tocar en grupo fomentan tanto la comunicación como la colaboración. El trabajo en equipo permite desarrollar importantes habilidades sociales para el entorno educativo y la vida cotidiana.
4. Reducción de la ansiedad y el estrés
La música actúa como un calmante para la mente y el cuerpo, promoviendo la relajación y el bienestar general. Las sesiones de musicoterapia son herramientas muy eficaces para gestionar el estrés en el aula de forma efectiva.
5. Estímulo del desarrollo cognitivo
La práctica musical mejora la memoria, la concentración y las habilidades para resolver problemas. Además, aprender a tocar instrumentos musicales ejercita áreas del cerebro relacionadas con la coordinación motora y la percepción auditiva.
6. Mejora del ambiente y la cultura escolar
La música crea un ambiente acogedor y positivo, promoviendo un sentido de pertenencia y comunidad entre los estudiantes. Además, es indispensable para la promoción de escenarios respetuosos e inclusivos. Las actividades musicales llenan el colegio de alegría y celebración, fortaleciendo los vínculos entre profesores y alumnos.
7. Aumento de la confianza y la autoestima
Alcanzar metas musicales (tocar una pieza en un instrumento o cantar en público) ofrece una sensación de logro personal que se traduce en otras áreas de la vida, mejorando la autoestima y reforzando la confianza de los estudiantes.
Te proponemos estas 4 actividades musicales:
1. Improvisación musical
Para muchos expertos, la improvisación es la principal actividad de la musicoterapia. Permite a los estudiantes crear música en el momento, usando voces o instrumentos. Este ejercicio fomenta la autoexpresión, la comunicación no verbal y la creatividad. Además, los chicos podrán experimentar diferentes emociones.
2. Canciones y ritmos
Es crucial para la musicoterapia seguir los ritmos musicales o cantar alguna canción. Utiliza canciones con letras representativas para abordar temas específicos. Les ayudará a mejorar la autoestima a la vez que puede ayudarte a tratar problemas concretos. Además, seguir ritmos con instrumentos de percusión o con el propio cuerpo desarrolla habilidades de coordinación y concentración.
3. Escucha activa
Haz que los estudiantes escuchen diferentes ritmos y estilos musicales para que, más adelante, sean capaces de discutir cómo les hacen sentir, que imágenes llegan a sus mentes y cómo se vincula a sus propias experiencias. La escucha activa es importante porque promueve la reflexión, la empatía y la conciencia emocional.
4. Juegos musicales
Uno de los juegos más comunes y efectivos es 'Simon dice' que incluye movimientos corporales al ritmo de la música. Echa mano también de juegos de memoria musical, en los que los estudiantes deben ser capaces de recordar, por ejemplo, secuencias de sonidos. Se han demostrado muy eficaces para promover el trabajo en equipo o el desarrollo de habilidades sociales.